¿Sabías que EL CHIVITO, un plato típicamente uruguayo, se creó en Punta del Este, allá por 1944?
Surgió en el mítico bar "El Mejillón" de Antonio Carbonaro, en la proa de las calles 31 y 32 de Punta del Este, punto de reunión obligado de la época.
Cuando se inauguró el casino, que se sumó al ya existente en el hotel Míguez, los hermanos Carbonaro, provenientes de la región italiana de Calabria, vieron que no había muchas opciones gastronómicas para la enorme cantidad de jugadores que trasnochaban y a los que el amanecer sorprendía con hambre.
Por ello abrieron un lugar de comidas en un sitio estratégico: que además de ubicarse entre los dos casinos, en el lugar confluían los caminos de la zona de los chalés. De manera inevitable, todo el que viniera a Punta del Este debía pasar por El Mejillón.
CUENTA LA HISTORIA QUE: un día de 1944, una mujer cordobesa tenía prisa por llegar a Montevideo y pasó de madrugada por El Mejillón a comer algo pero llegó cuando la cocina ya estaba cerrada y le preguntó a Antonio Carbonaro si tenía carne de chivo. “No, pero usted no se me va sin ser atendida”, le dijo el propietario a la mujer. Tomó una roseta de pan francés, la cortó y la untó con manteca, le colocó un churrasco de lomo y una feta de jamón. y le dijo a sus empleados, esto hay que estudiarlo, he inventado un plato nuevo y debido al pedido de la señora se va a llamar chivito. “Ese fue el primer chivito”, sentencia Graciela la hija del creador. Después le sumó lechuga, tomate, huevo y mucho más.
“El éxito de los chivitos fue tal que hubo días de verano en la década de 1940 en que se vendían 1.000 por día”, cuenta Graciela Carbonaro. Ella tiene en su casa un arsenal patrimonial de imágenes digno de un museo puntaesteño.
El restaurante se transformó luego en confitería y luego en heladería. La época dorada de El Mejillón fue entre los años de 1940 y 1950, cuando su visita era un cita obligada. Allí se reunían políticos, estrellas del espectáculo rioplatense, celebridades y gente de pueblo, todos en un ambiente familiar.
Incluso cuando cerraban los casinos, algunos jugadores les pedían a los croupiers unos mazos más de cartas para seguir jugando en El Mejillón.
Según asegura Carbonaro, un gran número de leyes y de acuerdos políticos se discutieron entre esas paredes. Eduardo Víctor Haedo, Luis Alberto de Herrera y varios integrantes de la familia Batlle se sentaban a conversar en sus mesas, dictando los destinos del país.
Fuera de Fronteras
Lo mágico del asunto es que la leyenda se extendió y hoy no hay extranjero que no sepa de este plato autóctono que ha cruzado fronteras. Bares de uruguayos en Nueva York o Buenos Aires, en Madrid o San Pablo ofrecen el producto, nacido del insomnio gastronómico de Carbonaro. Las páginas gastronómicas de los principales diarios del mundo consagraron su mezcla de simpleza y buen gusto.
El gastrónomo murió en 2003, a los 83 años. Pero su legado sigue vivo en las cocinas de todo el país.
Reconocimiento
El próximo 5 de febrero, la Liga de Fomento de Punta del Este, le rendirá homenaje a la familia Carbonaro, a los 70 años de que Antonio se estableciera en la Península.
La hija del empresario, Graciela, forma parte de la comisión honoraria de patrimonio histórico, que vela por los mejores recuerdos de la península que están en peligro de desaparecer como el Hotel San Rafael o el Palace.
Fuentes: El Observador, Subrayado.
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